Se trata de una representación de la Ermita de Sant Medir ubicada en Sant Cugat del Vallés. Ermita que pintó en más de una ocasión durante su etapa de formación.
La obra de Mir es cuantiosa. Difícilmente podemos definir el número de pinturas, pasteles, dibujos e incluso la pintura mural que hizo a lo largo de su trayectoria artística. Ermita de Sant Medir, es el reflejo de un paisaje vigoroso plasmado de luz y color. Predomina un trazo seguro, elocuente y muy personal de Mir, en el que destacamos la factura rápida y sumaria que se reconoce en cada detalle de la composición.
Los análisis técnicos junto con el profundo estudio técnico, formal, estilístico y comparativo que se ha realizado durante seis meses en las instalaciones del CAEM, confirman que estamos ante una obra del artista barcelonés. Obra del entorno de 1897-1899 cuando Mir realizaba escapadas en los alrededores de Collserola, Sant Martí de Provençals, la ermita de Sant Medir y otros arrabales barceloneses.