Selección de obras estudiadas
Santa Inés
- Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, Badajoz, 1598 – Madrid, 1664)
- c. 1635
- 140’7 x 105’6 cm
- Óleo sobre lienzo
Se trata de una de las santas más hermosas realizadas por Francisco de Zurbarán. Fue considerada de su mano de manera fehaciente durante más de 150 años hasta que en 2010 se cuestionó su atribución sin una argumentación convincente.
La obra ha sido estudiada en el CAEM de manera integral, partiendo de su observación directa y con la ayuda de técnicas fotográficas multibanda. Los resultados de estos análisis no invasivos, cotejados con el análisis de su composición pigmentaria y, especialmente la cuidadosa comparación estilística con otras obras de Zurbarán, nos ha llevado a restituir la antigua atribución de la obra al gran maestro del barroco español, Francisco de Zurbarán.
Autorretrato
- Joaquín Sorolla Bastida (Valencia, 1863 – Cercedilla, Madrid, 1923)
- 1885
- 40’5 x 24 cm
- Óleo sobre tabla
Se trata de una obra realizada por Sorolla en Roma durante su primer año como pensionado. Un autorretrato dedicado a un “amigo Esteban”, cuya identificación es una incógnita hasta el día de hoy.
La obra ha sido estudiada y restaurada en las instalaciones del CAEM, constatando su atribución ya verificada por Blanca Pons-Sorolla, y desvelando que esta obra, anteriormente conocida como “Busto de hombre”, es en definitiva un autorretrato del propio autor. Además, el estudio técnico de obras de esta etapa de formación del artista, permite comprender mejor cómo Sorolla evolucionó (partiendo de un gran talento natural que se ve reflejado en este paradigmático autorretrato), hasta ser mundialmente conocido como el maestro de la luz.
El Príncipe Felipe Próspero
- Diego Velázquez
- h. 1659
- 144’2 X 104’1 cm
- Óleo sobre lienzo
Largas conversaciones entre los doctores Carmen Garrido y Ximo Company sobre esta obra precedieron su estudio. Oculto bajo un gran repolicromado, las distintas técnicas analíticas, destacándose la fotografía IR y la radiografía, daban fuerza a las hipótesis que Garrido expresó en múltiples ocasiones al director del CAEM: escondido bajo una tosca intervención, se ocultaba una obra del gran maestro sevillano.
Desgraciadamente, la doctora Garrido falleció sin completar su estudio, y ni si quiera pudo contemplar el fascinante proceso de restauración que liberó una de las mejores obras que han pasado por el CAEM. Así, el doctor Company, ayudado por el investigador Marc Borrás, concluyeron, tal y como Carmen Garrido siempre había pensado, que la obra original era fruto de Diego Velázquez, mientras que el repolicromado posterior era obra de su yerno Juan Bautista Martínez del Mazo.
Esta obra coincide plenamente con la versión autógrafa de Viena, sin duda una de las mejores pinturas jamás ejecutadas por el pintor de Felipe IV, lo que nos permite entender el porqué de esta rareza: el monarca deseaba conservar también la bella imagen de su hijo que estaba enviando a Austria.
Retrato de Carlos IV
- Francisco de Goya (Fuendetodos, Zaragoza, 1746-Burdeos, 1828)
- 1789
- 111’5 x 76’5 cm
- Óleo sobre lienzo
Exhaustivo estudio analítico que permite atribuir a Goya un magnífico retrato de Carlos IV, el primero de una extensa serie que el pintor aragonés realizó del rey Borbón. Permite descubrirla matriz o prototipo original que Goya consumó y patentó entre febrero y abril de 1789, es decir, la manera como ideó y realizó el primer retrato oficial del rey Carlos IV. Se aportan pruebas contundentes obtenidas en el poderoso gabinete analítico de la Universitat de Lleida, a las cuales se ha llegado después de tres años de intenso trabajo, con esa mirada plural, colegiada, transversal y transdisciplinaria que reclama la Historia del Arte del siglo XXI.
Retrato de Juana Galarza de Goicoechea
- Francisco de Goya y Lucientes (Fuendetodos, Zaragoza, 1746 – Burdeos, 1828)
- h. 1805-1808
- Medidas: 7 cm Æ
- Grafito y lápiz conté sobre papel avitelado
Se trata de un primoroso retrato realizado por el maestro aragonés, de su consuegra Juana Galarza de Goicoechea, con quien emparentó la familia de Goya al casarse el hijo de Goya (Francisco Javier Goya) con la hija de Juana (Gumersinda Goicoechea), en 1805. El estudio ha sido realizado a lo largo de tres años, y ha sido revisado por numerosos expertos relacionados con la figura de Goya.
En este excelente dibujo se observa la mano ágil y experta de Goya, reflejada en detalles realizados libremente pero totalmente acertados, como son el recogido del pelo o la decoración del vestido. Se trata de un tipo de dibujo que se asemeja a otros retratos familiares realizados por el maestro, como el dibujo de Javier Goya y Bayeu, ejecutado también con la técnica del dibujo, actualmente ubicado en una colección particular. El estudio completo ha culminado en una publicación en formato libro, que puede adquirirse aquí
San Jerónimo estudiando
- José de Ribera (Xàtiva, 1591 – Nápoles, 1652)
- h. 1616-1620
- 124’5 x 100’6 cm
- Óleo sobre lienzo
De gran calidad plástica y probablemente realizada durante su estancia en Nápoles, ésta es una obra de juventud de José de Ribera. La composición es original en el registro de lo Spagnoletto —representa al protagonista en tres cuartos, pero de espaldas—, marcadamente austera pero equilibrada. El artista valenciano exhibe un gran dominio del dibujo en la definición de la figura de San Jerónimo, erudito y penitente a la vez.
El Santo y sus atributos emergen de la oscuridad absoluta y son objeto de un trabajo tenebrista paradigmático que evita caer en el patetismo barroco. Ribera apuesta por una composición contenida, pensada para un público cultivado y sensible, capaz de emocionarse con la musculatura delicadamente modelada mediante la pasta pictórica, con la admirable definición de los volúmenes y matices cromáticos de la barba y la cabellera o con la púrpura cardenalicia sobriamente esculpida gracias a un tratamiento elegante y sutil de la luz y el color.
San Miguel Arcángel venciendo al Diablo
- Lorenzo Suárez (h. 1590 – activo en Murcia en la primera mitad del siglo XVII)
- Primer tercio del siglo XVII
- 141’6 x 101’4 cm
- Óleo sobre lienzo
Este maravilloso lienzo muestra una pintura de los mejores pintores del barroco murciano, del que apenas se conservan una docena de piezas.
Tras un minucioso análisis técnico, se pudo apreciar que la obra presentaba las características técnicas y compositivas a nivel de materiales propias de una pintura siglo XVII, así como algunos detalles, tales como los círculos que hay en las alas del demonio, totalmente inapreciables bajo luz día, emergían en la toma de fotografía infrarroja.
Estas técnicas también nos permitieron estudiar en profundidad la rúbrica de la pieza, quedando patente su autenticidad. Por último, el estudio comparativo de nuestra obra con el pequeño corpus artístico de Suárez, manifestó claramente las características, estilemas y grafía de pincelada comunes entre sí, especialmente al confrontarla con las pinturas conservadas en la iglesia conventual de La Merced de la capital murciana.
Cristo con la cruz a cuestas
- Doménikos Theotokópoulos, El Greco (Candía, Grecia, 1541-Toledo, 1614)
- h. 1585-1590
- 57’50 x 38’50 cm
- Pintura al óleo sobre lienzo
A mediados de 1580, El Greco transformó la imagen narrativa tradicional del Cristo con la cruz a cuestas camino del Calvario en una imagen devocional marcada por el triunfo de Cristo como Cristo Rey. Como consecuencia, Cristo abrazando la cruz o Cristo con la cruz a cuestas se convirtió en uno de los temas preferidos del público y la clientela de El Greco, y por ese motivo existen numerosas versiones realizadas durante las últimas dos décadas del s. XVI.
En lo concerniente a la versión que aquí hemos estudiado, nos parece que estamos ante una obra original de El Greco, una pieza atractiva, de gran calidad y refinamiento técnico y ejecutivo. A nuestro juicio se trata de una autoría que no ofrece dudas. Los análisis técnico-formales comentados a lo largo del estudio así lo justifican. La factura de la obra es suelta, con grandes pinceladas que demuestran una inequívoca vivacidad y una serena y adulta locuacidad plástica. Destacamos una cierta vibración en la aplicación pictórica, con una pincelada en algunos puntos nerviosa y a su vez sinuosa, expresiva, larga y trémula.
Pareja de granjeros camino del mercado
- Cornelis de Vos (Hulst, h. 1584–Amberes, 1651)
- h. 1620-1639
- 130’5 x 121’5 cm (sin marco)
- Óleo sobre lienzo
Esta pintura puede ser una segunda versión de la que pinta Cornelis de Vos (h. 1584 – 1651) y su cuñado Frans Snyders, en The Iveagh Bequest – Kenwood House (Londres), Figuras con frutas y pieza de caza. Es indudablemente una obra de gran calidad. Todo parece indicar que fue el propio Cornelis quien pintó las figuras de los “Granjeros camino del mercado”, seguramente junto con otro artista de taller de Frans Snyders. En todo caso, el meticuloso realismo del estilo de Cornelis de Vos está fuera de toda duda.
San Francisco de Asís recibiendo los estigmas
- Francisco de Herrera, el Viejo (Sevilla, h. 1590 – Madrid, h. 1654)
- Primer tercio del siglo XVII
- 101’2 x 82’5 cm
- Óleo sobre lienzo
Este hermoso cuadro fue atribuido en los años 60 a Antonio del Castillo, sin duda a causa de un envejecido estado del barniz, el cual apagaba y escondía su verdadera intensidad, así como por los restos de una firma cuya grafía coincidía con la de dicho pintor.
Sin embargo, el estudio pormenorizado de la obra hizo dudar de dicha rúbrica, así como los estilemas y características técnicas de la pieza resultaban discordantes con el mencionado artista, apreciándose el estilo de Herrera el Viejo.
Así, la obra fue restaurada, demostrando que la firma era apócrifa, a la vez que se liberaban los colores reales del celaje y resto de la composición. Esta intervención resultó crucial para cimentarse de forma total la atribución de la pieza, que tanto por su colorido, la finura de su ejecución y su calidad resurgida tras la eliminación de un barniz sumamente envejecido, permitió aunarnos a otros colegas de reputada autoridad, y así aseverar, sin ningún tipo de duda, que nos encontramos ante una obra del gran pintor sevillano Francisco Herrera el Viejo.
Virgen del sombrero con el Niño
- Pedro de Mata (activo entre 1532 y 1593)
- h. 1567
- 48 x 38 cm
- Óleo sobre lienzo
En la obra se representa a la Virgen ataviada con un hermoso sombrero de peregrina, y con el Niño Jesús en brazos. Se trata de un tipo de Virgen que se puso de moda en el siglo XVI, y que actualmente es conocido por las versiones realizadas por Luis de Morales (Badajoz, 1509 – 1586), quien hasta hace poco era considerado creador de este hermoso modelo de Virgen, atribuyéndose a él o a su taller todas aquellas obras que presentaban la misma iconografía.
El estudio realizado ha demostrado que existe una gran proximidad entre esta Virgen del sombrero con Niño, la obra modelo original realizada por Antonio de Holanda (1480 – 1571), La Emperatriz de Portugal con el Príncipe Felipe en brazos, de la Fundación Casa Medina Sidonia, y la que consideramos la versión más antigua realizada por Luis de Morales, La Virgen con Niño o La Virgen del sombrero, del Monasterio de las Reales Descalzas de Madrid, pero con estilemas que difieren de ambos autores, acercándose más a las obras que han sido atribuidas al pintor portugués Pedro de Mata.
Retrato masculino a la moda neoclásica
- Rembrandt Peale (Bucks County, Estados Unidos de América, 1778 – Filadelfia, 1860)
- Primer tercio del siglo XIX
- 72’9 x 59’8 cm
- Óleo sobre lienzo
Tras unos meses de minuciosa investigación, el equipo del CAEM con la colaboración de Ellen G. Miles (conservadora emérita de la Smithsonian National Portrait Gallery, EUA), Jacob Simon (investigador de la National Portrait Gallery, Londres), Carol E. Soltis (conservadora asociada de proyectos del Philadelphia Museum of Art), Patricia H. Svoboda coordinadora de investigación, de la Smithsonian National Portrait Gallery) y Linda A. Thrift (conservadora emérita del Catálogo de Retratos Americanos, de la Smithsonian National Portrait Gallery), han atribuido al pintor estadounidense Rembrandt Peale este retrato de penetrante mirada.
Peale es hijo del famoso retratista de personalidades Charles Willson Peale (Chester, Estados Unidos de América, 1741 – Filadelfia, 1828), quien inicia a su hijo en el mundo del arte a una temprana edad y le anima a seguir su formación viajando por Estados Unidos y Europa durante sus años de juventud; de tal manera que su estilo se ve influenciado tanto por el neoclasicismo francés de maestros como Jacques-Louis David (París, 1748 – Bruselas, 1825) como por el dinamismo retratístico de Benjamin West (Springfield, Estados Unidos de América, 1738 – Londres, 1820). Termina creando un nuevo estilo en el género de la retratística capaz de captar de manera harmoniosa la personalidad y la atmosfera de los personajes, como hace en Retrato masculino a la moda neoclásica, sirviéndose de recursos como la aplicación minuciosos toques de toques blancos en los cabellos y los ojos que aportan luz y naturalidad al representado.
Retrato de Fernando VI niño
- Jean Ranc (Montpellier, 1674-Madrid, 1735
- 1725
- 46 x 34’3 cm (sin marco)
- Óleo sobre lienzo
Ranc creó un tipo de retrato nuevo para sus comitentes de Madrid, inspirándose en partes iguales en las tradiciones y en las nuevas corrientes del retrato español y francés. Así lo vemos en Retrato de Fernando VI niño, en el cual combinó la cualidad propia del retrato tradicional español, junto con los elementos propios del sofisticado gusto francés.
Estamos ante una pieza enormemente atractiva, realizada por un pintor de incuestionable oficio. Se trata, muy probablemente, del primer retrato del infante Fernando VI. Un retrato realizado a modo de estudio previo, en el cual Jean Ranc quiso evidenciar los elementos claves previos a la realización del retrato regio oficial del infante don Fernando VI que actualmente se encuentra en el Museo Nacional del Prado. Los investigadores que firman el estudio, plantean la posibilidad de que ambas obras fueron pintadas, o al menos iniciadas, entorno a 1725, cuando el Príncipe de Asturias tenía 12 años de edad.
Asalto a un elefante
- Seguidor flamenco de Hieronymus Bosch, El Bosco
- h. 1558
- 153 x 233 cm
- Óleo sobre lienzo
Esta obra tan bosquiana, analizada minuciosamente por el CAEM en todos su aspectos: iconografía, iconología, comparativa con la producción de El Bosco y sus seguidores, así como su composición matérica, técnica y proceso creativo a través del empleo de técnicas no invasivas y micromuestras, resultó ser un bellísimo y antiguo ejemplo de “copia fantasma”, una obra que revindica una pintura autógrafa del maestro de s’Hertogenbosch, hoy día perdido, siendo testimonio de una composición de El Bosco que ha sobrevivido gracias a esta pintura y otras obras que devienen todas de un modelo original perdido.
Paisaje
- Joaquín Sorolla y Bastida (Valencia, 1863 – Cercedilla, Madrid, 1923
- h. 1880-1881
- 34’6 x 16’8 cm
- Óleo sobre tabla
Se trata de una pintura al óleo sobre tabla de pequeño formato, que muestra un paisaje fluvial o lacustre. Ejecutada seguramente del natural con una técnica muy depurada, fue realizada por Joaquín Sorolla en 1881, en los inicios de su carrera. La radiografía evidenció que el pintor realizó este paisaje valenciano en una tabla donde previamente ya había una figura humana, muy probablemente obra también del mismo Sorolla. Se evidencia su interés por el realismo y la gran destreza en la ejecución de las pinceladas rápidas y precisas. Sorolla humaniza en paisaje, representando la silueta de una torre y una cúpula en el horizonte, así como el reciente instalado cableado eléctrico.
La presente obra fue atribuida al maestro valenciano por el equipo del CAEM, con la colaboración de Dña. Blanca Pons-Sorolla.
Nota de Mallorca
- Joaquim Mir i Trinxet (Barcelona, 1873-1940)
- h. 1903-1904
- 19 x 13 cm (sin marco)
- Pintura al óleo sobre tabla
Esta obra de pequeño formato corresponde a una nota final de paleta realizada por Mir durante su estancia en Mallorca. No solo nos habla de un paisaje o un lugar concreto de la isla, también nos habla de todo lo que rodea al artista en su trayectoria profesional.
Dicha composición responde a un tipo de obra realizada por el Mir, sobre todo al terminar una sesión o jornada de trabajo. Al margen de las grandes obras pensadas para ser expuestas, Mir llevaba siempre telas, tablas o cartones de pequeño formato, ya que dicho material solía usarlo para aprovechar la pintura que quedaba en su paleta pictórica al dar por terminada su sesión. En Nota de Mallorca nuestro artífice dibuja con el color y plasma su pincelada ágil, segura y vibrante.
Desnudo femenino sentado
- Joaquim Sunyer i de Miró (Sitges, 1874-1956)
- 1936
- 91’5 x 72’7 cm
- Óleo sobre lienzo
El equipo del CAEM, tras una pormenorizada investigación, ha atribuido la autoría de esta pieza al pintor sitgetano Joaquim Sunyer (1874-1956). La construcción de la pincelada corresponde de manera clara con la del artista, y si bien la paleta de pigmentos es común en la época, el estudio exhaustivo de las formas y también de la firma ha facilitado de manera definitiva la atribución.
“Desnudo femenino sentado” corresponde a la que fue una de las temáticas predilectas de Sunyer, juntamente con el paisaje, pero con un carácter de estudio que puede entenderse como un respiro entre sus desnudos de estilo más postimpresionista y novecentista; en este sentido, se trata de un lienzo único que abre la puerta a nuevas lecturas de la obra. Una pieza íntima, directa y muy bien realizada que pone de manifiesto las virtudes plásticas del pintor sitgetano.
Tormenta marina
- Ramón Martí Alsina (Barcelona, 1826-1894)
- h. 1872-1894
- 51’5 x 91’5 cm
- Óleo sobre lienzo
El CAEM ha corroborado la autenticidad de un precioso paisaje marino, firmado por Ramón Martí Alsina. Se trata de una pieza realizada en un momento sumamente triste de la historia del artista, en el que fue azotado por varias calamidades familiares.
El sentimiento de furia del pintor queda reflejado en la pieza: se trata de la representación de un mar azotado por los vientos de una oscura tormenta que se avecina. Un tema resuelto con gran convencimiento y resolución, que desprende la fuerza de las tormentas marinas realizadas por este gran artista, introductor y gran representante del realismo catalán.
Virgen de la leche
- Taller de Joos van Cleve (¿Cléveris?, h. 1485 – Amberes, h. 1540)
- h. 1510-1530
- 23’6 x 19 cm
- Óleo sobre tabla
Después de un meticuloso proceso de restauración en nuestras instalaciones, se han podido recuperar elementos decisivos, que anteriormente quedaban ocultos a la vista para el ojo humano.
La importancia del hallazgo, hizo que se planteara una segunda fase de estudio, la cual ha culminado con la aproximación de la pieza a la producción del taller del gran artista flamenco Joos van Cleve.
Las técnicas analíticas del CAEM han permitido afianzar el proceso de producción de la obra a los modos de producción de los talleres flamencos, y más concretamente a este prolífico taller de Amberes, en el que bajo la dirección del maestro Cleve se formaron grandes artistas del renacimiento flamenco.
La Virgen con el Niño Jesús dormido
- Paolo de Matteis (Piano de Cilento, Salerno, 1662 – Nápoles, 1728)
- Primer cuarto del siglo XVIII, alrededor de 1725
- 74 x 64 cm (sin marco)
- Óleo sobre lienzo
Se trata de una imagen mariológica donde se puede admirar la figura de medio cuerpo de la Virgen María abrazando el niño Jesús desnudo, dormido sobre un paño blanco, recostándose sobre una cruz de madera que reposa encima de un cojín.
Anteriormente, esta extraordinaria pieza fue atribuida al artista español Francisco Bayeu, pero después de un meticulosos estudio del equipo del CAEM, cuyos profesionales poseen un gran conocimiento del arte italiano del siglo XVIII, junto a la utilización de pruebas técnicas, se pudo atribuir de manera contundente al artista italiano Paolo de Matteis, talentoso discípulo del genio Luca Giordano.
La Mendiga
- Isidre Nonell i Monturiol (Barcelona, 1872-1911)
- h. 1897-98
- 25’9 x 32’8 cm
- Dibujo a pluma con tinta china, sobre papel continuo satinado.
Se trata de una versión anterior a la obra Rezo de una infeliz, también de la mano del mismo artista, que actualmente se conserva en el Museu Nacional d’Art de Catalunya. Ambas obras forman parte de un mismo proceso creativo, aunque por algunas diferencias iconográficas y la diferencia de proporciones entre ambas obras, se consideraran dos piezas independientes.
En la obra La Mendiga, se revela la mano proverbialmente experta, en dibujo, de Nonell. La obra fue realizada durante su primera estancia en París y como atestigua la inscripción y los sellos que aún se conservan en el reverso, fue enviada a su amigo Pere Romeu, regente en ese momento de la taberna “Els Quatre Gats” de Barcelona, punto de reunión de los grandes artistas catalanes del momento.
Embarcadero del Retiro
- Joaquín Sorolla y Bastida (Valencia, 1863 – Cercedilla, Madrid, 1923)
- 1882
- 16’9 x 27’6 cm
- Pintura al óleo sobre tabla
Fruto del mejor luminista de Europa, esta pequeña tabla parece un instante atrapado, como en una fotografía, en el cual la luz, a base realmente de colores, muestra la captura del tiempo en décimas de segundo, con sus cinco figuras repartidas por el embarcadero del Estanque Grande del Buen Retiro madrileño.
Las distintas pruebas confirmaron lo que ya anunciaba la comparativa estilística: que nos encontrábamos ante una de esas maravillosas “notas de color” del maestro valenciano (realizó más de 2000 a lo largo de su carrera). La obra presenta una dedicatoria a su amigo el matemático Augusto Krahe García, con quien compartió casa durante su estancia madrileña en 1882.
El juego del aro
- Federico del Campo (Perú, 1837–1923)
- h. 1874
- 27’8 x 18 cm
- Pintura al óleo sobre tabla
Se trata de una pequeña maravilla de uno de los mejores pintores de América Latina, Federico del Campo. Nacido en Perú, la mayor parte de su carrera la desarrolló en Europa y apenas se conservan cuadros en su país natal, encontrándose la mayor parte de su producción en colecciones privadas. Se especializó en recrear paisajes de Venecia, siendo muy aplaudidas sus pinturas del Gran Canal o la catedral de San Marcos.
Las distintas pruebas técnicas, el análisis de las inscripciones del reverso y el estudio de antiguos inventarios permitieron atribuir la pieza sin ningún género de dudas, así como demostrar su autenticidad, algo de aplaudir teniendo en cuenta que la obra ingresó en el CAEM como una pieza anónima, que ahora sabemos es una preciosa pieza costumbrista de uno de los pinceles más brillantes del entresiglo.
Estudio de Cristo
- Joaquín Sorolla Bastida (Valencia, 1863 – Cercedilla, Madrid, 1923)
- 1883
- 97 x 62 cm
- Óleo sobre lienzo de tafetán
Magnífica obra temprana de Joaquín Sorolla, donde el tema religioso deviene un pretexto para ejecutar un estudio académico que ya evidencia rasgos característicos de su pintura.
El encuadre escogido —la cruz prácticamente no se ve— permite que la anatomía reciba un trato majestuoso. Ésta es definida mediante una pincelada suelta, mucho más empastada en la elaboración de las carnaciones que en el fondo. Este recurso muestra la habilidad del artista ya en su etapa formativa, cuando experimentaba con el tratamiento de la luz y el color. La obra se inspira claramente en el barroquismo de Ribera o Velázquez, y busca el dramatismo modelando un Cristo sufriente pero de gesto contenido y mirada luminosa.
Aparentemente, la obra fue un obsequio de Sorolla a Clotilde del Castillo, su futura suegra y protectora, una mujer de carácter marcadamente religioso. Por lo tanto, la dedicatoria fue modificada en un momento incierto, cuando se añadió el apellido Pons. No obstante, no hay duda que esta pintura corresponde a la que Francisco Pons-Sorolla y Arnau certificó en 1973.
La pieza fue subastada por la casa Abalarte el 12 de mayo de 2015 [lote 108 / precio de salida: 100.000€]
Ermita de Sant Medir
- Joaquim Mir i Trinxet (Barcelona, 1873-1940)
- h. 1897-1899
- 62’60 x 41’20 cm (sin marco)
- Pastel sobre papel
El estallido particular de colores y la disolución de la forma conviven en esta magnífica obra de Mir en la que nos presenta la Ermita de Sant Medir ubicada en Sant Cugat del Vallès.
Nuestro artista maneja el pastel con la máxima soltura y de este modo consigue un resultado fresco y atractivo. Gracias a dicha técnica, Mir produjo unas obras y dibujos de excelente fuerza colorista que a día de hoy nos permiten entender y comprender cómo el artista veía el color del paisaje. La temática representada sigue de manera muy cercana dos obras de Mir de la primera etapa, motivo por el cual consideramos que la obra objeto de estudio corresponde al entorno de 1897-1899.
Esta obra fue atribuida por el equipo del CAEM, con la colaboración de la Dra. Ma. Teresa Camps, experta en la obra del artista Joaquim Mir.
Cabeza de niña sobre el lecho
- Joaquín Sorolla y Bastida (Valencia, 1863 – Cercedilla, Madrid, 1923)
- 1883
- 45 x 35 cm
- Pintura al óleo sobre lienzo
Representa una niña que se debate entre la vida y la muerte. A simple vista, su calidad plástica y la sensibilidad con la que se trata un tema tan delicado, indican que se trata de una obra ejecutada por un gran maestro del siglo XIX.
Su estudio y los análisis técnicos efectuados, aseveraron que la datación del lienzo, la paleta de pigmentos, la filiación estilística, la habilidad técnica y la frescura de sus pinceladas, son indudablemente obra del gran maestro valenciano de la luz: Joaquín Sorolla. Se trata, pues, de una obra inédita de juventud del artista, anterior a su viaje a Roma, que ya evidencia sus grandes habilidades pictóricas antes de convertirse en un referente de la pintura universal del siglo XIX.
Esta pintura fue atribuida por el equipo del CAEM, con la colaboración de Dña. Blanca Pons-Sorolla.
San Pedro
- Lluís Bonifàs i Massó (Valls, Tarragona, 1730 – 1786)
- h. 1766-1774
- 80,5 x 45 cm x 34
- Talla en madera policromada y dorada, en buen estado de conservación
Es una escultura de bulto redondo de extraordinaria calidad y talla muy cuidada; una percepción a la que contribuye, sin duda, el hecho de que conserve su policromía original. Quizá una de las mejores tallas para devoción privada del maestro; en la imaginería de tamaño medio o menor del natural, Lluís Bonifàs perfecciona “(…) el detalle hasta la miniatura” –en palabras de C. Martinell (1948)–, y, en verdad, son pocas las que se conservan en la actualidad.
Se trata de una de las mejores tallas de su estilo de “plenitud” (entre 1766 – 1777).
Recientemente, se ha llevado a cabo una conservación preventiva y una consolidación de la superficie pictórica.
Presentación a un dominico
- Joaquín Turina y Areal (Sevilla, 1847-1903)
- Último tercio del siglo XIX
- 55’5 x 45 cm
- Óleo sobre lienzo
Estamos ante una obra inédita del pintor sevillano Joaquín Turina y Areal (Sevilla, 1847-1903), con el valor añadido de la escasa producción conocida de este artista. Cultivó el género de la pintura histórica y costumbrista, y también el “casacón”, como la obra que nos ocupa. Se trata de una recreación minuciosa de un interior burgués sevillano, con la presentación de una niña como foco principal. Destacamos el magnífico tratamiento de las ropas, especialmente el terciopelo y la seda.
Esta pintura se vendió en la casa de subastas Segre de Madrid el 3 de julio de 2012 con un precio de martillo de 10.000 €, después de haber sido estudiada en el CAEM [Lote 55]
La estigmatización San Francisco de Asís
- Manuel Salvador Carmona (Nava del Rey, Valladolid, 1734 – Madrid, 1820)
- h. 1762
- 49’2 x 34 cm
- Dibujo a lápiz grafito y sanguina, sobre papel verjurado
A partir de un meticuloso estudio de la pieza, en el que se han abordado cuestiones materiales como iconográficas, se ha llegado a la conclusión de que se trata de un dibujo preparatorio para la realización de un grabado, perteneciente a uno de los más grandes artistas de la ilustración española, en la técnica de dibujo y grabado.
La gran calidad ejecutiva de la pieza, fue lo que hizo pensar que podría tratarse de la creación de un gran artista en cuestión, que debía ser extremadamente diestro en las artes tanto del grabado como del dibujo. Las pocas partes que podían arrojar dudas sobre este hecho, se estudiaron con diferentes técnicas analíticas: se pudo constatar que estos elementos dubitativos eran fruto de una reintegración cromática, fruto de dos restauraciones previas.
Finalmente, tras un gran trabajo de investigación archivística, se pudo demostrar que efectivamente, la pieza formaba parte de un conjunto de obras que relatan un capítulo importante de la vida de San Francisco de Asís, pertenecientes a la colección de la Academia de Bellas Artes de San Fernando.
Retrato femenino
- Jan Anthonisz van Ravesteyn (La Haya, h. 1570-1657)
- 1627
- 72 x 55,5 cm (sin marco)
- Óleo sobre tabla
Se trata de un magnífico retrato femenino de una chica joven, ataviada con la vestimenta característica de la mujer holandesa de clase media del siglo XVII: un jubón negro con mangas profusamente decoradas con bordados, la clásica gorguera de gasa almidonada a pliegues en forma de abanico. Durante los primeros años de la República Holandesa el retrato fue una herramienta para expresar la posición social y el rango de las familias adineradas. Jan Anthonisz van Ravesteyn fue uno de los grandes exponentes de este arte.
Natividad
- Nicolás Borrás (Cocentaina, 1530 – Gandia, 1610)
- h. 1570-1580
- 70’5 x 56’5 cm
- Óleo sobre tabla
Se trata de una magnífica obra del pintor valenciano, figura fudamental del Renacimiento español, quien alcanzó enorme fama ya en vida. Considerado el mejor discípulo de Juan de Juanes, cultivó a su vez un estilo propio.
La presente obra reproduce la escena del Nacimiento de Jesús con la Virgen, San José y un grupo de ángeles músicos. Gran representante de la pintura monástica, Borrás, dedicado a su vez a la vida religiosa, cuidó mucho sus composiciones, con el objetivo de propagar la devoción en el contexto de la Contrarreforma. Su obra se caracteriza por una excelente técnica, la cual se aprecia en los rostros de los personajes, con los característicos ojos sesgados que identifican las figuras el pintor. Inicialmente atribuida a Juan de Juanes y mencionada en distintas publicaciones como tal, el Centre d’Art d’Època Moderna de la UdL ha considerado, que, a pesar de presentar ciertos estilemas muy Joanescos, parece más propio atribuirla a su más aventajado discípulo.
Con el apoyo y el asesoramiento ético del CAEM , esta obra estuvo subastada el día 6 de diciembre de 2012 con éxito en Sotheby ‘s ( Londres).
Retrato de Pedro Gil Moreno de Mora
- Paul Troubetzkoy (Intra di Verbania, Rusia, 1866 – Novara,1938)
- 1908
- 52 cm
- Fundición en bronce a partir de un modelado de barro.
Es una magnífica obra del escultor ruso, conocido por sus elegantes retratos impresionistas, de gran éxito entre la alta sociedad de inicios del siglo XX. Troubetzkoy y Sorolla mantenían amistad con el coleccionista Pedro Gil. Este residía en París cuando el escultor se estableció, y posó para dos estatuillas, realizando un modelo de pie y otro sentado en un sillón, muy parecido al retrato en bronce de Joaquín Sorolla que actualmente se conserva en el Museo Sorolla de Madrid.
Esta obra fue adquirida por un coleccionista particular después de ser estudiada por el CAEM, y habiendo recibido asesoramiento por parte de nuestro equipo.
Sant Agustin
- Atribuido a Giovan Battista Beinaschi (Fossano, c. 1634 – Nápoles, 1688)
- Década de 1680
- 120 x 137 cm
- Óleo sobre tela
Esta obra inédita de grandes dimensiones fue atribuida por el CAEM al pintor napolitano Giovanni Battista Beinaschi ( Fossano , 1636 – Nápoles, 1688), uno de los mayores representantes del Seicento italiano, tras un exhaustivo estudio. Se trata de una pintura de gran calidad, que contribuye a revalorizar la figura de este gran maestro barroco, redescubierto hace cosa de un siglo.
Resurrección de Lázaro
- Simone Barabino (Murta, Génova, c. 1585 – Milán, 1629)
- h. 1619-1625/29
- 185,5 x 144,5 cm
- Óleo sobre dos piezas de tafetán de lino
Se trata de una pintura del genovés Simone Barabino, una obra tardía, realizada durante la etapa de madurez —la mejor— del artista (hacia 1619-1625), cuando se encontraba en Milán. Las obras de Barabino de este período se caracterizan por su refinamiento plástico y por la pureza de sus formas, y son realizadas sirviéndose de una técnica valiente y profundamente innovadora, a medio camino entre el manierismo y el barroco.
La obra presenta reflejos de la escuela manierista lombarda —especialmente en la paleta, de una bella iridiscencia— que se combinan con préstamos de la pintura genovesa de la contramaniera. Estos reflejos son asimilables a la influencia de il Bergamasco o Luca Cambiaso, complementados por la influencia de Camillo Procaccino, con quien trabajó Barabino durante su estancia en Milán. El equilibrio compositivo de la pintura, además del sobrio control del color, le proporcionan puntos de conexión con una Resurrección de Lázaro de Rubens (hacia 1620).
Sin duda se trata de una obra de buena calidad y bella factura, que formó parte de la colección de Manuel López Cepero y Ardila, canónigo sevillano de mentalidad liberal y uno de los personajes más importantes de la Andalucía de principios del siglo XIX. Con esta creación, Barabino se presenta como un pintor impregnado de la cultura artística milanesa del momento, que canonizó la escuela lombarda del primer tercio del siglo XVII. Actualmente presenta un buen estado de conservación.
Presentación del niño Jesús en el Templo
- Giuseppe Marchetti (Forlí, Italia, 1721-1801)
- Mediados del siglo XVIII
- 153 x 125’5 cm
- Óleo sobre lienzo
El equipo CAEM ha finalizado el pormenorizado estudio de una dieciochesca pieza italiana. La obra llegó al centro sin documentación: Solamente unas siglas misteriosas que rezaban “B-chi/P-cho/P-tas”.
El exhaustivo estudio, dictaminó que la obra posee una fuerte influencia boloñesa y romana: una conjunción que se da en la zona de la Emila-romana italiana. Tras esta pista, se ha podido corroborar que la obra pertenece a la mano de Giuseppe Marchetti, activo en la zona de Forlí-Césena durante gran parte del siglo XVIII. Además, se ha podido desvelar la interesante historia de la inscripción, cuyas sigles significaban: Bazochi Parroccho Propietas.
La pieza no solamente esconde un gran simbolismo, también incluye ciertos detalles de buena técnica, ocultando debajo de los barnices oxidados, unos colores de tonalidades vibrantes, que fueron utilizados por el artista para hacer brillar esta bella composición de gran formato.
Mujer con flores, alegoría de la primavera
- Ramón Martí Alsina (Barcelona, 1826-1894)
- h. 1860-1880
- 51’5 x 35 cm
- Óleo sobre tela
La obra pertenece a la mano del gran impulsor del modernismo catalán en pintura, Ramón Martí Alzina (Barcelona, 1826-1894).
Se trata de una romántica composición, realizada en óleo sobre tela, en la que se representa a una bella joven en un jardín. La vaporosidad de su vestido desvela la mano del maestro. El artista realizó varias copias de esta obra en diversas ocasiones, pues era una de las más apreciadas entre las diferentes alegorías de las estaciones que ofertaba: en este caso, sin duda se trata de una pieza realizada con soltura pero que desprende una gran delicadeza.
Bodegón con apio, higos y ciruelas
- Francisco de Burgos Mantilla (Burgos, h. 1610 – Madrid, 1672)
- Segundo tercio del siglo XVII
- 37’5 x 64 cm
- Óleo sobre lienzo
Los análisis técnicos realizados por el equipo de investigadores del CAEM concluyen que estamos ante una obra de Francisco de Burgos Mantilla, pintor considerado seguidor y colaborador en la producción artística de Velázquez. Se trata de una composición más bien sencilla y austera, pero de gran atractivo y alejada del habitual concepto pictórico de los bodegones del seiscientos. Presenta una incuestionable calidad plástica, en la que la pintura ha sido aplicada de forma directa, con una pincelada viva y considerablemente libre. Posiblemente Francisco de Burgos Mantilla realizó esta obra como estudio de captación de la naturaleza, al tiempo que respondería también a la demanda creciente del mercado español de obras de temática bodegonista.
Ilustración y dedicatoria de Dalí
- Salvador Dalí (Figueras, 1904-1989)
- 1977
- 30 x 28 cm
- Tinta negra sobre paper
Se trata del libro de Max Gerard Dalí de Draeger, editado por Blume (Madrid y Barcelona) en 1968, con prólogo del mismo Dalí. El pintor dedicó este ejemplar a la esposa del Dr. Puigvert en 1977, reputado urólogo y amigo personal de Dalí, al que trató en numerosas ocasiones. La dedicatoria va acompañada de un dibujo original de Dalí, representando al Quijote y Sancho Panza de forma magistral, a partir de trazos limpios y rápidos. Se trata de una suntuosa y valiosa edición perfectamente conservada.
Retrato femenino
- Ludovic Gignoux (Francia 1882-1900)
- 1901
- 40 x 55 cm
- Óleo sobre lienzo
Los diferentes análisis técnicos realizados han permitido a los expertos del CAEM atribuir esta obra a Ludovic Gignoux, seguidor del pintor Joaquín Sorolla. En este lienzo se presenta una figura femenina con rasgos y atributos afines a la cultura gitana, si bien podría considerarse como una joven maja castiza, fresca y lozana. Destacan sus ojos negros, de mirada profunda y seductora, y el pelo azabache recogido, en la parte posterior, con un tocado de flores. Lleva un mantón castizo de coloración cremosa con el que cubre su mano y, a la vez, esconde una media sonrisa de complicidad. A nivel técnico, el artista juega con la aplicación de capas de diferente grosor, y su superposición, para crear contrastes y marcar las formas y los detalles. Si bien la luz se reparte de manera homogénea por el lienzo, el artista ha creado pequeñas zonas de contraste en las que se acentúan luces y sombras. Todos estos elementos crean una representación de percepción exótica y enigmática a partir de estereotipos de origen romántico sobre la figura de las majas de la época.
Ángel de la Guarda o Ángel Custodio
- Hermanos Cabral y Aguado Bejarano
- 1870-1879
- 189’5 x 125 cm
- Óleo sobre lienzo
Este lienzo es una copia pictórica de buena calidad de la obra Ángel de la Guarda de Bartolomé Esteban Murillo, conservada en la Catedral de Sevilla, y que los técnicos del CAEM consideran que debe atribuirse a los hermanos Cabral y Aguado Bejarano. El patriarca de la saga, Antonio Cabral Bejarano (1785-1861) fue uno de los artistas más reputados de la pintura sevillana de la primera mitad del siglo XIX, director de la Escuela de Bellas Artes y del Museo de Pinturas de Sevilla. Sus hijos Francisco, José María, Manuel, Juan Antonio y Rafael, notables pintores románticos y costumbristas, continuaron con la tradición familiar y mantuvieron los apellidos paternos. Cabe señalar que Juan Cabral y Aguado Bejarano se especializó en copias de obras de Murillo; también sus hermanos Manuel y Francisco realizaron copias de diferentes lienzos del pintor barroco. Además, se tiene noticia que Juan solicitó al Capítulo de la Catedral de Sevilla realizar copias de las obras de Murillo, entre las cuales el Ángel de la Guarda.
Triunfo de Galatea
- Lelio Orsi (Novellara, h. 1511 – Reggio Emilia, 1587)
- Posterior a 1555
- 50 cm de diámetro
- Pintura al fresco pasada a lienzo
Se trata en este caso de un interesantísimo fresco arrancado mediante la técnica del strappo y adherido sobre una tela. Gracias a la investigación desarrollada en el CAEM, se llegó a una atribución al pintor Lelio Orsi (Novellara , h. 1511 – Reggio Emilia, 1587). Orsi trabajó como pintor y arquitecto, así como diseñador (o decorador) de gran talento; realizó pinturas decorativas, arabeschi y otros belli manifatture, muchas hoy perdidas. Se ha determinado también que esta obra podría proceder del Castillo de los Gonzaga o Rocca Gonzaga, situado en la localidad de Novellara, en Reggio Emilia.
Madonna o Virgen en oración
- Giovanni Battista Salvi da Sassoferrato y taller
- 1660-1670
- 50 x 45 cm (sin marco)
- Óleo sobre lienzo
Nos encontramos ante una pieza de gran belleza en la cual el color es el gran protagonista. Destacamos una pincelada suelta, ágil y segura. El artista, Sassoferrato, con alguna posible ayuda de su amplio y especializado taller, realiza un trabajo preciso en “Madonna o virgen en oración”. Sin ninguna duda estamos ante una pieza atractiva de gran calidad y refinamiento. A nuestro juicio se trata de una autoría que no ofrece dudas. Los análisis técnico-formales así lo justifican.
Durante el s. XVII, la imagen devocional de la Madonna Orante se convirtió en un icono muy importante para la sociedad italiana de aquella centuria. Por ello había numerosos pintores que copiaban este tipo de madonnas. De todos ellos, Sassoferrato, junto con su amplio y bien estructurado obrador, adoptó el trabajo en serie, uno de los elementos que destaca en su producción, además de su exquisita capacidad ejecutiva en sus madonnas.
Crucifixión
- Taller o círculo de Anton Van Dyck
- 1617-1620.
- 190’5 x 148 cm (sin marco)
- Óleo sobre lienzo
La obra presenta unas características técnicas y una ejecución estilística que la ubican indiscutiblemente en el ámbito amberino del primer tercio del siglo XVII. A nuestro reflexionado juicio la obra presenta elementos propios de un gran artista, siendo estos indiscutiblemente afines al talento de Van Dyck. A este hecho debe sumarse la notable participación del taller del artista en su obra de juventud, el cual era ya por entonces un maestro sumamente reconocido incapaz de dar abasto por sí mismo al volumen de encargos que llegaba a sus manos.
Tras muchos meses de investigación, los investigadores del CAEM consideran que la obra objeto de estudio corresponde al taller o círculo del artista Anton Van Dyck. El vínculo con el arte flamenco del siglo XVII es evidente. No obstante, cabe destacar la presencia de algunos elementos compositivos que apuntan a cierto italianismo en la concepción de la obra.
Tres personajes cantando y tocando en un interior
- David Teniers el Joven, Atribuido
- h. 1630-1640
- 25’7 x 19’2 cm
- Óleo sobre tabla
Después de una rigurosa investigación, y a partir de los resultados de los diferentes análisis realizados, los técnicos del CAEM vinculan a David Teniers el Joven (Amberes, 1610 – Bruselas, 1690), una resuelta escena de género norte-europea.
Se trata de una pintura al óleo sobre tabla de roble, en la que se representa a tres jóvenes en un interior, divirtiéndose sentados alrededor de un barril. El tema campesino y la técnica utilizada, encarnan el espíritu vigoroso del artista, que se evidencia por su vibrante pincelada característica. Además, cabe destacar la complejidad de la escena y su acertada resolución ejecutiva, que llevan sin duda a la mano de un maestro tan peculiar como es David Teniers el Joven.
Niño Jesús del Sagrado Corazón
- Atribuido a Luís Paret y Alcázar
- h. 1789-1799
- 69 x 55’2 cm
- Óleo sobre tela
En la obra se ha representado a un Niño Jesús del Sagrado Corazón, que además tiene atributos tanto de Niño de la Pasión como de Salvator Mundi. Está realizada de manera exquisita, tanto técnicamente como por los materiales que la componen. Desde la figura principal hasta los atributos, e incluso el follaje que lo rodea tienen un gran acabado: dulce y sedoso, todo un espectáculo para la vista. Incluso los ángeles que asoman entre las nubes con caras pícaras tienen una transparencia suave y magnífica.
La investigación realizada por los expertos del CAEM, concluyó que la pieza incorpora características matéricas afines a Luís Pablo Saturnino Pared y Alcázar (Madrid, 1746-1789). El estudio técnico de sus componentes ha confirmado que se trata de materiales propios del siglo XVIII, además de revelar la particularidad de la utilización de una capa de preparación con ocre-amarillo, que concuerda con el tipo de preparación de otras piezas de este artista.
De acuerdo con el estudio estilístico se trataría de una pieza de fin de siglo, afín al último periodo pictórico de este artista, justo cuando Pared adopta composiciones neoclásicas, pero sin abandonar nunca elementos propios del rococó. Esta pieza quedaría enmarcada dentro de la línea de los diversos niños Jesús del artista, donde realiza fusiones iconográficas (en este caso presenta elementos de la Pasión, del Salvator Mundi y del Sagrado Corazón). No solo la iconografía es genial, sino que cualquier detalle de la pieza está realizado de forma singularmente pulcra. Una magnífica obra, en definitiva, que refleja la delicadeza refinada del mundo rococó, sumada a la minuciosidad y el detallismo de un gran miniaturista.
El Descendimiento de la Cruz: Segunda plancha (5º estado de 5)
- Rembrandt, reelaboración de Basan/Bernard
- Primera mitad del siglo XIX (?)
- 53,5 x 41 cm (huella)
- Grabado calcográfico sobre papel
Se trata de una impresión moderna, resultado de sucesivas reelaboraciones a partir del quinto estado de la plancha calcográfica original de Rembrandt: razón por la cual está firmado y fechado: “Rembrandt f. cum pryvl 1633”. Todo apunta a que la estampa procede de una imprenta francesa, y que probablemente se estampó en París entre finales del siglo XVIII y los primeros años del siglo XIX, por Pierre-François Basan o su hijo, Henri-Louis. Sin embargo, no es fácil distinguir entre las impresiones de calidad de finales del siglo XVIII, o principios del XIX, y cualquiera de las impresiones posteriores a partir de las planchas de Rembrandt, producidas en Francia durante la segunda mitad del siglo XIX.
Adoración de los Reyes Magos
- Seguidor de Luca Giordano
- Primera mitad del siglo XVIII
- 71’5 x 92’5 cm (sin marco)
- Óleo sobre lienzo
- Colección particular
Se trata de una obra de notable calidad perteneciente a un seguidor de Luca Giordano que se podría haber pintado en España durante la primera mitad del siglo XVIII, inspirado del natural en un modelo realizado por Luca Giordano (Nápoles, 1634 – 1705) perteneciente a las Colecciones Reales de Patrimonio Nacional y que se conserva en el Palacio Real de la Granja de San Ildefonso. La escena, bien resuelta, se construye a partir de una paleta clara, aunque no tan vivaz cromáticamente como la del pintor napolitano. Nos encontramos, pues, ante un artista hábil que fue capaz de recrear la obra de Giordano con maestría. Este lienzo había pertenecido anteriormente al gran coleccionista español José Lázaro Galdiano (Beire, 1862 – Madrid, 1947).
Ecce Homo
- Atribuido a Juan de Flandes (Países Bajos?, h. 1465 ? Palencia, 1519; documentado en Castilla entre 1496-1519).
- h. 1500-1519
- 51,4 x 36 x 0,8 cm
- Óleo sobre tabla de roble
Este excelente y pulcro Ecce Homo ha sido atribuido al destacado pintor hispano-flamenco Juan de Flandes, pintor de la corte de la Reina Isabel la Católica, quien habría podido trabajado para el linaje burgalés de los Merino —antepasados de los actuales propietarios de la obra, de notable abolengo y caballeros armados de la monarquía castellana desde el siglo XIV—, hipóteticos comitentes y primigenios propietarios de la obra, la cual sería objeto de devoción privada.
La tabla presenta afinidades con los afortunados modelos del artista flamenco Albrecht Bouts, aunque su hechura es más recia, muy propia del mundo hispano, a la cual se suman ciertos refinamientos italianos.
Se trata de una obra impecablemente ejecutada, con carnaciones sutiles de gran calidad. Destaca la impactante masa craneal, el cuello ancho con adultas arrugas violáceas y sombras de gran maestría plástica en el triángulo de la horquilla external, amén de unas gotas de sudor y lágrimas que brillan y resbalan con gran delicadeza expresiva; las manos, a su vez, con un inverosímil meñique derecho, son increíblemente originales. Todo ello, incluso en lo cromático, es bastante afín a lo que se observa en el Ecce Homo de la Cartuja de Miraflores, obra de Juan de Flandes.
En ambos casos es muy similar ese inconfundible modo hispano de representar unos ojos tristes tan cargados de introspección e interpelación emotiva, capaces, a su vez, de transmitir al espectador un sentimiento de dolor profundo e interiorizado, sin descomponer el gesto y sin concesiones a lo teatral. La propuesta atributiva que el CAEM se refiere a Juan de Flandes ha sido avalada por la Dra. Chivo Ishikawa, conservadora del Seattle Art Museum (USA) y por el Dr. MatthiasWeniger, conservador del Museo Nacional de Baviera, Múnich, ambos expertos en la obra de Juan de Flandes. También ha sido examinada por la Dra. María Pilar Silva Maroto, conservadora del Museo del Prado y experta en pintura hispanoflamenca castellana, quien la ha considerado una obra de gran calidad, próxima a Juan de Flandes.
El Niño de la espina
- Obrador de Zurbarán
- Segunda mitad del siglo XVII (h. 1650-1660)
- 66 x 53,5 cm (sin marco)
- Óleo sobre lienzo
Es un lienzo prácticamente inédito del obrador de Francisco de Zurbarán, un Niño de la espina conservado en una colección privada madrileña. Este nunca fue expuesto y permanecía inédito hasta su reciente publicación en el catálogo razonado de la obra de Zurbarán (Delenda, 2010). El examen visual de la pieza y los análisis técnicos confirman su catalogación como pintura de “obrador”, es decir, que seguramente se ejecutó en el estudio o el obrador del artista, probablemente bajo supervisión del maestro: Francisco de Zurbarán (1598-1664).
Cristo sanando a los enfermos
- Charles Amand-Durand, copista de Rembrandt
- h. 1866-1905
- 51’5 x 35 cm
- Heliograbado
Al tratarse de un grabado de muy buena calidad, obligó a realizar un estudio con muchas cuestiones abiertas por resolver y contrastar. Finalmente, la marca de agua del soporte, permitió demostrar que la obra es una copia casi fidedigna de la plancha original realizada por Rembrandt, realizada por un buen copista.
Realizado con la técnica del heliograbado, con algunas mínimas modificaciones de la plancha original, se ha representado a Cristo en medio de una multitud “sanando a los enfermos”. La composición también es conocida como “La estampa de los cien florines”. Se trata de una creación de Rembrandt que fue muy copiada a lo largo de la historia, pero sólo algunos pocos como Charles Amand-Durand, supieron imitarlo con gran éxito.
Santa Elena (Elena de Constantinopla)
- Círculo de Zurbarán
- Segundo tercio del siglo XX
- 112’5 x 100’3 cm (sin marco)
- Óleo sobre tela
Esta hermosa pieza, la cual bebe claramente del arte del gran maestro Zurbarán, se aleja de su forma habitual de representar las Santas. Frente a sus figuras en pie, altaneras y orgullosas, y ricamente enjoyadas, esta pintura presenta a Santa Elena en una actitud devota, arrodillada ante la Cruz de Cristo, postrando la corona imperial a sus pies, aludiendo a su sometimiento a Dios.
Los análisis técnicos aseveraron un dibujo directo, escaso y firme, lo cual podría indicar que es copia de algún modelo perdido. En cuanto a sus materiales, todos son coherentes al periodo que se atribuye a la pieza. Todo ello nos permite aseverar que se gestó en el círculo cercano de Zurbarán, por un buen pintor que supo aprender de sus modelos y reformular sus prototipos para presentar una fórmula nueva.
Retrato del Infante Carlos María Isidro de Borbón y Borbón, infante de España
- Francisco de Goya y Lucientes (seguidor de)
- Segundo o tercer tercio del siglo XIX
- 74 x 60’2 cm
- Pintura al óleo sobre tela
Se trata de una antigua copia del retrato del Infante Carlos María Isidro, obra que realizó Goya como boceto preparatorio para la obra La familia de Carlos IV, ambos cuadros expuestos actualmente en la misma sala del Museo Nacional del Prado.
La buena factura de la obra llevó a pensar en su día a grandes investigadores en la posibilidad de que pudiera tratarse de un pre-boceto, también realizado por Goya, y anterior al que el Prado custodia. Las investigaciones del CAEM han realizado un profundo estudio comparativo, estético y material, desvelando el proceso de construcción de la obra, el cual revela, que ha sido realizado a posteriori. También la identificación de algunos materiales concretos en la obra, como la presencia del blanco de zinc, han ayudado a fechar la pieza y constatar su antigüedad.
San José con el Niño Jesús
- Círculo de Miguel Jacinto Meléndez
- Primer tercio del siglo XVIII
- 148 x 105’7 cm
- Pintura al óleo sobre tela
Se trata de una preciosa representación de San José con el Niño Jesús en brazos: mientras el padre mira a su pequeño con ternura, este eleva su mirada al cielo con una pose más divina que terrenal.
Esta hermosa estampa sigue el modelo afortunado de Miguel Jacinto Meléndez, más también se observan en ella diferentes elementos que recuerdan a diversos autores de su entorno directo; como la pose de las manos de San José más típica de Alonso Cano, quien a su vez influenció a Acisclo Antonio Palomino, pintor también del entorno de Meléndez.
Retrato de niño
- Seguido de Joaquín Sorolla y Bastida
- Primeros años del siglo XX
- 53,5 x 38,6 cm
- Óleo sobre lienzo
Se trata de un interesante retrato de un niño, de unos tres o cuatro años, ejecutado por un seguidor del estilo de Joaquín Sorolla. Si bien la firma es apócrifa y la fecha no se corresponde con la estancia en Roma del pintor valenciano, cabe destacar la calidad plástica de este retrato. La silueta del niño, muy marcada, con un notable carácter dibujístico, se recorta sobre un fondo oscuro, neutro, muy habitual en los retratos de finales del siglo XIX y principios del XX. Éste se disuelve en la parte inferior de la obra hasta desaparecer, con una técnica que emula la del mismo Sorolla.
San Jerónimo penitente
- Seguidor de José de Ribera
- Siglos XVII-XVIII
- 160 x 120 cm
- Óleo sobre lienzo
Después de diversos análisis técnicos (fotografía digital HD mediante luz difusa reflejada del espectro lumínico visible; fotografía mediante luz rasante y reflectografía infrarroja), los expertos del CAEM han concluido que estamos delante de una obra de un buen seguidor del pintor valenciano José de Ribera (Xàtiva, 1591 – Nápoles, 1652); de un artista interesante con una gran capacidad técnica. Se trata de una atractiva composición de grandes dimensiones en la que el santo se presenta de cuerpo entero, sentado sobre un fondo rocoso y desértico, con las piernas casi extendidas y cubiertas con el manto cardenalicio, los brazos flexionados y las manos entrecruzadas sujetando una piedra a modo de plegaria penitente. Asimismo, en esta obra se presenta a San Jerónimo como penitente, sabio y doctor de la Iglesia, tal y como indican los atributos que aparecen en la composición (los libros entreabiertos, la pluma de escritura, el Cristo crucificado, el reloj de arena y el capelo cardenalicio, entre otros).
Santa Marina
- Seguidor de Francisco de Zurbarán
- Siglo XVIII
- 55 x 45 cm
- Óleo sobre lienzo
Se trata de un estudio de pequeñas dimensiones conservado en una colección particular, datado del siglo XVIII y atribuido a un seguidor de Francisco de Zurbarán (1598-1664). Se presenta una atractiva figura femenina de medio cuerpo, con la cabeza de frente y el cuerpo ligeramente ladeado a la derecha, sobre un fondo neutro y oscuro. Viste sombrero de paja de ala ancha, camisa blanca, corpiño rojizo con mangas y porta entre las manos un manto verde. La obra se inspira en modelos de Zurbarán, en concreto en las santas vírgenes y mártires del pintor extremeño y su obrador. Así, la imagen se corresponde con una Santa Marina los referentes directos de la cual son dos obras adscritas al círculo de Zurbarán y que se conservan en The Barber Institute of Fine Arts de Birmingham y en una colección privada de Sevilla. Cabe mencionar también que una radiografía realizada a la obra, en el marco de los análisis técnicos realizados por el CAEM, ha revelado que se reaprovechó la tela pues debajo se ve la figura de un peregrino, probablemente un san Jaime.
Retrato del Papa Pío V
- Atribuido a Federico Zuccari
- Último tercio del siglo XVI (después de 1566)
- 96 x 72 cm (sin marco)
- Óleo sobre tabla
Esta tabla conservada en una colección particular de Barcelona se atribuye a la escuela italiana de la segunda mitad del siglo XVI, y más concretamente al circulo de Federico Zuccari (1540/41-1609). En relación al estilo pictórico, se ajusta bien a sus años finales. Dejando a un lado los problemas atributivos, es obra de un artista de gran capacidad técnica y bien informado de las novedades de la pintura romana de la segunda mitad del siglo XVI.
La boda del jorobado
- Atribuible a Eugenio Lucas Velázquez
- 1820
- 31’8 x 43’4 cm (sin marco)
- Pintura al óleo sobre plancha metálica (hojalata)
Tras varios meses de investigación, el equipo del CAEM ha podido concluir que la obra objeto de estudio se trata, sin duda, de una pieza de notable calidad, atractiva, algo misteriosa, de temática y composición goyesca. Destacamos una pincelada suave, sin agitación y algo relamida. Pese a que parece que no estamos ante una obra segura del maestro aragonés, fueron muchos los pintores que le siguieron e imitaron. Leonardo Alenza, Asensio Juliá, Eugenio Lucas Velázquez e incluso el hijo de éste, Eugenio Lucas Villamil.
No podemos negar que la obra que estudiamos tiene un cierto aire “goyesco”, y exhibe una iconografía de ese “supuesto” estilo tardío de Francisco de Goya. Por ello, con una clara posición ad cautelam, los investigadores del CAEM consideramos que la pieza objeto de estudio, La boda del jorobado se puede atribuir a Eugenio Lucas Velázquez y datar a partir del primer tercio del siglo XIX; siendo tal vez una versión afín a Goya, con hipotética, aunque difícil por indemostrada intervención del propio Goya, a partir – quizás– de un original desaparecido.
Santísima Trinidad
- Seguidor de Rubens
- Primera mitad del siglo XIX (?)
- 41×40,5 cm (sin marco)
- Óleo sobre lienzo
Se trata de un estudio de pequeñas dimensiones conservado en la colección privada de Girona, datado en la primera mitad del siglo XIX, y atribuido a un copista de Pedro Pablo Rubens (1577-1640). El examen visual de la pieza y los análisis técnicos concluyen que la obra es una copia de la Santísima Trinidad (h. 1615-1620) que se conserva en el Real Museo de Bellas Artes de Amberes. Las técnicas de análisis físico, especialmente la reflectografía de infrarrojos, revelan que se trata de una copia de buena calidad y que presenta un dibujo inicial muy detallado.
Retrato de Johann Christoph Gugel
- Anónimo, escuela de Núremberg
- s. XVII
- 133 x 112 cm
- Óleo sobre tabla
Se trata de un retrato interesante y muy digno de valoración que los expertos del CAEM adscriben a la escuela de Núremberg, a un buen pintor, de notable oficio. Se representa un noble alemán, de medio cuerpo sobre fondo oscuro, ricamente vestido con jubón negro decorado con brocados de motivos vegetales y tabardo forrado de pelo. Los atributos y las insignias que luce son prueba de su estatus social y de su pertenencia a la nobleza alemana. En la parte superior izquierda del lienzo, se observa una inscripción que permite identificar al retratado: “H.C.G. (Hans –abreviatura de Johann– Christoph Gugel) a su edad de 68 años, en el año del Señor de 1630”. El autor de esta obra está influenciado por el tipo de retrato popularizado por el pintor holandés Michiel Jansz. van Mierevelt (1566-1641), el más destacado representante de la retratista oficial de las primeras décadas del siglo XVII. En cuanto al estilo, es más cercano a Jan Antonisz van Ravesteyn (1570-1657), quien trabajó sobre todo en La Haya, fue uno de los más destacados retratistas de la primera mitad del XVII, con un tratamiento de los detalles muy refinado, y que, al parecer, fue alumno de Michiel Jansz. van Mierevelt.
Retrato de caballero
- Anónimo español
- s. XIX
- 56 x 45,5 cm
- Óleo sobre lienzo
Se trata de un retrato seductor y de gran calidad plástica, que revela una mano de gran capacidad técnica. En un informe fechado a 8 de diciembre de 1950, Bernardino de Pantorba la atribuyó a Francisco de Goya, considerando además que fue uno de sus primeros autorretratos. No obstante, los estilemas y características formales del lienzo sugieren que la obra fue probablemente realizada a principios del siglo XIX y que no forma parte del corpus del pintor aragonés.
Basándose en la sobriedad técnica de la obra y en su composición —retrato de medio cuerpo de perfil con el rostro en tres cuartos—, Enrique Arias Anglés la considera cercana al incipiente neoclasicismo representado por Zacarías González Velázquez, sugiriendo la posibilidad que se tratara de una obra de Rafael Tejeo o de algún artista destacado de su círculo más cercano, como José Antonio Mercar.
Esta pieza fue vendida en la sala Balclis de Barcelona el 29 de mayo de 2014 por un precio de martillo de 2.700 € [lote 2.334 / precio de salida € 2500]. Puede consultar la historia de la subasta en este enlace
Sagrada Familia con San Juan Bautista Niño y Santa Catalina de Siena
- Anónimo italiano seguidor de Domenico Beccafumi (Siena 1486-1551)
- Siglo XVI
- 60,5 x 60 x 2,5 cm
- Óleo sobre tabla
Tabla de gran interés, probablemente realizada bajo el amparo del taller de Domenico Beccafumi, o bien en cualquier obrador de los más afines y cercanos al círculo de este reconocido maestro.
El trabajo contenido de los volúmenes sugiere que se trata de una obra de juventud de un maestro anónimo, ya ciertamente hábil en la definición de los rostros. Cabe destacar el tratamiento aporcelanado del rostro de la Virgen, protegido por un manto deliberadamente sencillo, o las actitudes humildes y piadosas de San José y Santa Catalina, que equilibran la escena con su presencia. Probablemente el artista tuvo acceso a la tabla de laVirgen con el Niño, San Juanito, Santa Ana y una santa que Beccafumi realizó en los años treinta del siglo XVI (Colección privada, Roma), pues las afinidades formales y compositivas entre ambas tablas son muy notables. Ambas piezas podrían haber salido de un mismo taller pictórico, el de Beccafumi, uno de los representantes más eximios de la vertiente manierista de la Escuela de Siena del siglo XVI.
Retrato masculino
- Escuela europea
- s. XVIII-XIX
- 65’5 x 54 cm
- Pintura al óleo sobre tela
Se trata de un antiguo lienzo reentelado, en el que se ha retratado a un misterioso caballero, que viste a la moda inglesa y va tocado con peluca empolvada.
El análisis estilístico contrastado con las diferentes técnicas realizadas, han corroborado su cronología. Además, la obra ha sido restaurada en el centro, y ha desvelado la aparición de unas manos de dedos entrelazados, cuya representación es bastante poco común en la historia del arte.
Adoración de los pastores
- Polidoro da Caravaggio (seguidor de)
- s. XVII
- 128’4 x 95’4 cm
- Pintura al óleo sobre tela
En esta elegante obra italiana, se representa el momento en que llegan los pastores a adorar al Niño Jesús.
El artista ha representado con maestría el modelo ideado por Polidoro Caldara, más conocido como Polidoro da Caravaggio, uno de los más destacados discípulos de Rafael en cuanto a inventio. Esta obra es uno de los pocos ejemplos que copia el modelo original, actualmente perdido, cuyos homónimos se sitúan en grandes museos italianos como el Palazzo Marliani Cicogna, en Busto Arsizio, o el Museo Regionale di Messina.
Virgen Anunciada
- Anónimo. Escuela valenciana
- s. XVII
- 22 x 16’7 cm
- Pintura al óleo sobre cobre
La pequeña lámina de cobre finamente pintada, reproduce una Virgen Anunciada siguiendo los modelos de la escuela valenciana de los siglos XV y XVI. Con rostro angelical, dedos muy estilizados y una rica ornamentación en el manto y la túnica, su iconografía parte de los esquemas adoptados después del concilio de Trento en el siglo XVI, cuando se le devuelve la nobleza a la Virgen después de haber sido representada en un plano cotidiano más propio de las escenas de género.
San Elías
- Atribuido a Adriano León (Dordecht, 1550 – Córdoba, 1604)
- 1597
- 53 x 36’5 cm
- Óleo sobre tabla de pino
Esta tabla es una de las pocas obras que pueden atribuirse a Adriano León, un pintor carmelita de origen holandés activo en Andalucía durante la mayor parte de su vida. La obra refleja el trabajo espontáneo y expresivo propios de un pintor experimentado de las postrimerías del siglo XVI, que no necesita del dibujo preliminar para elaborar una figura vibrante, donde el misticismo inherente al personaje se combina perfectamente con su gesto sereno y piadoso. El profeta es presentado con sus atributos, obviando cualquier elemento narrativo, y el protagonismo es para la pincelada, muy segura y de marcada direccionalidad. Gracias a la libertad gestual y a la indefinición de los perfiles, elaborados con cuidadas transiciones cromáticas, la realidad representada es deformada a favor del factor espiritual y, tanto por su composición como por su estética, la obra puede considerarse sin ningún tipo de duda como una pieza manierista de calidad remarcable.
Retrato de la marquesa de la Torre y Salinas de Sotomayor
- Seguidor de Federico de Madrazo
- h. 1880-1900
- 76,6 x 64,4
- Óleo sobre lienzo
Esta pintura, de un tono de ostentación y elegancia generalizado, podría ser un retrato de cuerpo entero de María Luisa Despuig Fortuny (18??-1903), marquesa de la Torre. Fue elaborado por un hábil artista que siguió de cerca los avances formales, estilísticos y pictóricos propios de la retratística de finales del siglo XIX, y que se revela especialmente influenciado por la producción de Federico y Luis de Madrazo.
El artista se sirve de una paleta colorista, luminosa y densa para presentar a la modelo de modo sobrio y academicista, y elabora el retrato empleando una pincelada de carácter expresivo. Cabe destacar la habilidad del pintor en la resolución de las formas, especialmente el rostro y el vestido de la retradada. Además, destaca especialmente la combinación entre el trabajo minucioso y matérico de las joyas y el mobiliario que acompañan a la modelo —elaborados con pinceladas cortas y espesas— con la texturación más ligera del resto del lienzo.
San José con el Niño
- Escuela gallega, seguidor de Pedro Gutiérrez Fernández
- Primera mitad del siglo XVII
- 80 x 40 x 25 cm
- Talla en madera estofada, policromada y dorada con aplicaciones de pasta vítrea
La investigación llevada a cabo por el Equipo del CAEM, concluyó que está notable talla es obra de un seguidor del maestro entallador gallego Pedro Gutiérrez Fernández. La materialidad de la obra la sitúa entorno a los talleres de escultura de Ourense, un importante centro de actividad escultórica a lo largo de los siglos XVI y principios del XVII; que juntamente con un estudio estilístico pormenorizado la aproximan a este artista, sobre todo por su particular manera de ejecutar los cabellos, la barba y el rostro del Niño.
Destaca el gran detallismo en la decoración de la túnica de San José realizada con pan de oro, que junto con la aplicación de pan de plata en el cíngulo y los ojos de pasta vítrea enriquecen el conjunto, enterneciendo aún más la imagen del padre guiando al hijo.
Martirio de San Bartolomé
- Copista español anónimo de José de Ribera
- Segundo tercio del siglo XVII
- 37’9 x 37’9 cm (sin marco)
- Óleo sobre lienzo
Esta curiosa obra fue mutilada, seguramente debido al mal estado de conservación que distintas vicisitudes le habían provocado, hasta el punto que para salvarla, seguramente en el siglo XIX, se salvó el rostro del santo.
Gracias al análisis del soporte, así como un profundo estudio histórico-artístico, se pudo saber que en origen la pieza mostraba un pasaje concreto de la vida de San Bartolomé, concretamente su martirio. La composición no fue ideada por el artífice de la pintura, ni siquiera empleó sus propios modelos a los que retratar, sino que se sirvió de un maravilloso grabado de Ribera, el cual realizó en 1624.
La recogida del maná
- Escuela boloñesa
- Segundo tercio del siglo XVII
- 111’2 x 154’3 cm
- Pintura al óleo sobre lienzo
El artista utiliza los modelos de la escuela boloñesa para representar la escena bíblica de La recogida del maná en el desierto del Sinaí, del libro del Éxodo del Antiguo Testamento (Ex: 16, 1-36). Concretamente, toma como modelo las obras de los maestros boloñeses Annibale, Agostino y Ludovico Carracci; llegando a copiar el personaje femenino situado en el centro de la escena, sentado encima de una roca, de la obra de Annibale San Roque repartiendo limosna (1587/88-1595, óleo sobre lienzo, 331 x 477 cm, Gemäldegalerie Alte Meister, Dresde). Una obra que también destaca, por incluir un personaje propio del género costumbrista flamenco (el anciano que se encuentra sentado comiendo maná), y por una magnífica ejecución del paisaje que habla por sí solo.
Hombre barbado vestido de rojo
- Anónimo italiano en el entorno de 1900
- h. 1900
- 56’2 x 43’9 cm (sin marco)
- Temple sobre lienzo
Esta curiosa obra, a pesar de su cronología, presenta una preparación de sus pigmentos propia de siglos anteriores. Así mismo, su identificación iconográfica resulta muy difícil, y sorprendió cuando descubrimos en su dibujo subyacente que se le anuló un instrumento con el que estaba escribiendo sobre un gran soporte, probablemente un libro.
Una alteración tan marcada respecto a sus elementos identificativos, indica que el artífice de la obra no estaba preocupado por la identificación del personaje, sino que quiso emular un concepto amplio y desdibujado. Probablemente, la pretensión del artista fue únicamente la de mostrar una figura de reminiscencia antigua, una visión de un tipo general de la pintura que aglutina un amplio espectro del imaginario colectivo.
Esto, unido las características de los pigmentos, podría indicar que el artífice de la pintura tan solo buscaba experimentar y probar de forma empírica cómo trabajaban los artistas preindustriales.
Cristo crucificado, con la Virgen María, Santa María Magdalena y San Juan Evangelista
- Círculo de Joos van Cleve
- h. 1535
- 66’5 x 44’25 cm
- Óleo sobre tabla
Esta obra es un excelente ejemplo de pintura flamenca quinientista; presenta una factura formal notablemente buena y es de una considerable calidad plástica. Tras diversos análisis técnicos, los investigadores del CAEM consideran que, por la factura, ductus, materiales y otros aspectos formales, esta obra debe adscribirse al círculo de Joos van Cleve, o a un seguidor del entorno del pintor, posiblemente formado en el taller del mismo van Cleve. Las coincidencias iconográficas y formales con distintos modelos de van Cleve hacen pensar que se trata de una obra de alguien muy cercano al maestro, o bien de una reproducción próxima al ambiente de taller de una obra no documentada de van Cleve, cuyo original se encontraría perdido o desaparecido. Asimismo, los expertos del CAEM estiman que puede tratarse de una pieza encargada y realizada por y para algún cliente hispano, relacionado con los círculos de importación de arte flamenco.
Virgen del Carmen intercediendo por las almas del Purgatorio
- Círculo de Sebastiano Conca
- Siglo XVII y XVIII
- 28 x 22 cm
- Óleo sobre lienzo
Estudio de una preciosa Virgen del Carmen, procedente de la bella Italia. Tras una meditada y exhaustiva investigación, se ha concluido que se trata de una pieza del entorno de Sebastiano Conca, gran pintor del seicento y settecento italianos.
Los pigmentos de la pieza, propios del periodo y lugar, son un argumento más para corroborar lo que la pieza ya emana desde su técnica, factura e iconografía representada.
El tema tratado habla de la salvación: los investigadores del CAEM, han determinado, además, que se trata de un boceto. Tuvo que ser realizado pensando en un traspaso del modelo en el techo de una capilla.
Inventario colección artística catalana
El CAEM ha catalogado una interesante colección pictórica, en la que destacan artistas hispanos y catalanes de los siglos XVIII y XIX, como Joaquim Vayreda, gran maestro de la escuela paisajista de Olot , Joan O’Neill (discípulo aventajado de Carlos de Haes), Josep Armet, José Navarro i Llorenç, Enric Galwey, Arcadi Mas o Eliseu Meifrèn, entre otros. También están representados pintores de la talla de Joseph-Bernard Flaugier (Martigues, Francia, 1757 – Barcelona, 1813) o Jan Anthonisz van Ravesteyn (La Haya , ca. 1570 hasta 1657).
Iglesia de Vaux-de-Cernay
- Seguidor de Maurice Utrillo
- Posterior a 1940
- 29 x 46 cm (sin marco)
- Óleo sobre tabla
Esta obra reproduce con ciertas licencias una pintura concreta, la Iglesia de Vaux-de-Cernay de Maurice Utrillo.
A pesar de devenir de una obra concreta, esta tabla posee su propia enjundia, reconvirtiendo el arte del pintor francés y jugando con unas capacidades lumínicas distintas a las del artista que imita, consiguiendo un acabado propio y novedoso, equilibrado y ciertamente hermoso. Así mismo, los juegos realizados por su autor, con los cuales consigue otorgar un aspecto más oscuro y vetusto a la pieza, le otorgan un carácter propio a esta pintura.
Busto de mujer
- Atribuido a Adela Agüera y Venero
- 1887
- 25’3 x 19’9 cm
- Pintura al óleo sobre tela
Este bello retrato es una copia libre de la pieza de Edoardo Tofano (Nápoles, 1838 – Roma, 1920) de igual nombre: “Busto de mujer”. Una obra que causó gran sensación por su sensualidad en la Exposición Internacional de París en 1887 y que posteriormente fue versionada con otra denominación: “La belleza”.
La obra, rescatada del interior de un álbum de colección de finales del siglo XIX junto a otras joyas artísticas inéditas del mismo periodo, está firmada “Adela”. Posiblemente se trate de la pintora Adela Agüera y Venero, madre del conocido artista Eduardo Chicharro y Agüera, quien se movía en el entorno madrileño de la primera propietaria del álbum, Elvira Lledós Molina, a quien debió regalar esta bonita composición.
La vuelta de la pesca
- Seguidor de José Gutiérrez Solana
- Posterior a 1922
- 49 x 40’9 cm (sin marco)
- Óleo sobre lienzo
Esta pieza representa la vuelta de unos pescadores a un puerto del norte de España. Ha sido atribuida por los especialistas del CAEM a un seguidor del artista español José Gutiérrez Solana, conocido como El pintor de la España negra por su especial interés en mostrar la realidad social de las clases españolas más humildes, predominando siempre la imagen más decadente de la España profunda.
Se trata de una pieza interesante, fruto de un artista que domina la composición y creación artística empleando una pincelada sumamente empastada, la cual no le impide dotar de dramatismo y realidad a sus creaciones. Sin duda alguna, estamos ante una obra realizada por un artista anónimo, seguidor e imitador de Solana.
Naturaleza con filacteria
- Anónimo
- Siglo XX
- 32 x 35’5 cm
- Técnica mixta: aguada, pastel, carboncillo y grafito sobre papel grueso amarillento
La pieza ha sido estudiada con motivo de determinar su posible relación con el simbolista francés, Odilon Redon (Burdeos, 1840 – París, 1916). Algunos rasgos materiales como el soporte y el pastel, fueron indicadores iniciales de una posible atribución. Sin embargo, aunque la materialidad de la obra corresponde con algunas de las obras realizadas por el artista en las últimas décadas de su vida, se ha llegado a la conclusión de que no se trata de una obra de Redon, careciendo del sensum mágico del que gozan las obras del artista francés.
Un exhaustivo estudio iconográfico del corpus de Redon, en el que se ha tratado cada uno de los elementos representados de manera individual, ha constatado que: aunque muchos de los elementos también pueden verse representados en diversas obras del artista, el cursus y el ductus que los caracterizan no ha sido identificado en la presente obra.
Ilustración y dedicatoria de Dalí
Se trata del libro de Max Gerard Dalí de Draeger, editado por Blume (Madrid y Barcelona) en 1968, con prólogo del mismo Dalí. El pintor dedicó este ejemplar a Andreu Descals y Codina (San Friutós de Bages, 1938 – Manresa, 2011), tallista, acuarelista, y activo promotor cultural en su comarca natal.
Dalí ilustró la dedicatoria con un atractivo dibujo donde se representan tres personajes, ejecutados a partir de líneas diagonales rápidas y seguras, creando la ilusión óptica de una espiral. Los dos personajes principales, que ocupan el primer plano de la composición, presentan una conexión directa con la obra del mismo Dalí que lleva por título Reminiscencia arqueológica del Angelus de Millet.